jueves, 24 de febrero de 2011

¡Chávez me vetó!

Sábado 21 de noviembre 2009

Tenía la maleta lista, cargada más de libros que de ropa, para viajar a Caracas a participar en la V Feria Internacional del Libro de Venezuela, cuando recibí un llamado telefónico de una funcionaria del Ministerio de Culturas. Me dijo que los organizadores de la Filven habían enviado un e correo a dicho Ministerio que decía que no creían prudente que yo sea parte de la delegación boliviana para asistir a la feria, cuyo país invitado es Bolivia. Le pregunté el motivo y me contestó que había calificado a los presidentes Chávez y Morales de dictadores, lo cual es cierto.
Corrí al periódico La Razón - del que soy columnista regular hace diez años- y me dirigí al director Edwin Herrera ante el cual hice la denuncia de que el gobierno de Venezuela había vetado mi participación en la Filven, a pesar de que había sido invitada por el Ministro de Culturas Pablo Groux.
Estando allí, Groux me llamó por teléfono y me sugirió que participara, pero yo le respondí: “Pero Ministro, como quiere que vaya a un lugar donde soy persona non grata”.      
Allí recordé las agresiones de que fueron víctimas hace poco en el aeropuerto de Caracas los escritores peruanos Mario y Álvaro Vargas Llosa y las advertencias de no hacer declaraciones al ex presidente de Bolivia Jorge Quiroga. También vino a mi memoria lo ocurrido al escritor chileno Jorge Edwards, cuando el gobierno castrista prácticamente lo echó de Cuba y luego escribió el libro Persona non grata.
Sentí no poder asistir a la Filven porque la presentación de mi novela Los ingenuos - que ganó la Mención de Honor del Premio Nacional de Novela el 2007- estaba programada para el sábado pasado y los libros ya habían sido enviados. También por la imposibilidad de cumplir con los lectores venezolanos que merecen todo mi respeto e impedirles conocer la novela de una boliviana, más aún cuando, según Evo y Chávez, ahora ciudadanos bolivianos y venezolanos están más unidos que nunca.
Resulta arbitrario que el gobierno de Hugo Chávez condicione a una escritora extranjera a participar en un evento estrictamente cultural por su pensamiento político y la prive de sus derechos. Su posición maniquea es reprochable y no cambiará la independencia de mi pensamiento. A esto se suma que la embajada de Venezuela en Bolivia publicó un aviso pagado refiriéndose al hecho, carente de diplomacia.
Todo esto me recuerda el libro El pensamiento Cautivo de Ceszla Milozw, premio Nóbel de Literatura, en que se cuestiona las situaciones que se le presentan al hombre ente el poder político que se adjudica el derecho de pensar y actuar por los demás.  
Al menos mis queridos colegas hicieron conocer sus obras.

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