domingo, 26 de junio de 2011

CAMINO

DIARIO PAGINA 7

25/6/2011


“Le damos gracias a Dios por la enfermedad de nuestra hija”… “Todos lloramos de alegría y envidia porque te vas con Jesús”, le dice la madre a su hija de 11 años minutos antes de morir. Y, tras que muere, todos los presentes aplauden.
¿Quién puede entender semejantes palabras y conducta?
Estás fueron extraídas de la magnífica película “Camino” del guionista y escritor español Javier Fesser (2008).
Camino trata de una historia dramática inspirada en una niña
(hoy en proceso de beatificación) condenada a morir de cáncer, que vive en el seno de una familia del Opus Dei. El nombre de la niña, Camino, y también de la película, es muy sugerente. Fue tomado de uno de los libros de Escrivá de Balaguer, fundador del Opus.
Es una historia sórdida de sacrificio y resignación que tipifica con maestría el fundamentalismo religioso del Opus a través de la agonía de una niña.  
La bella Camino se encuentra entre las ansias de vivir la vida - más aún porque se siente enamorada de de su compañero llamado Jesús (otra sutileza del director) - y una enfermedad terminal. Sus sueños se reflejan en su deseo de encontrarse sana, en ser libre y en el amor que siente por su amigo, aunque también tiene pesadillas con imágenes terroríficas e incongruentes.
Su madre, una militante del Opus, la adoctrina para que todo su dolor se lo ofrezca a Dios porque es su voluntad y Camino lo acepta con un estoicismo poco propio de su edad.
El fanatismo de la gélida madre es enfermizo. Cuando otro hijo muere dice: “es un día de gozo y no de tristeza”.
Ella apunta que Camino sea numeraria del Opus, como lo es la hija mayor. Ni estando en agonía, le permite recibir correspondencia de sus amigos, flores de su padre, no le compra el vestido que quiere sino que se lo copia cosiéndole una blusa debajo. Pero su hermana - a escondidas de todos - le canta una canción en guitarra, que tal vez es el único momento de alegría.
El clero, tras ver que su padre le toma películas, comete la torpeza de comentar que la cinta será un documental que serviría de ejemplo para otros.    
Cuando Camino se rebela y dice que se está pudriendo y que si Dios la ama y ella a él, por qué no la salva, su madre le regaña diciéndole que no ofenda la voluntad de Él.
La película - aparte de ser una severa crítica al fundamentalismo del Opus - se cuestiona que si vale la pena valerse de la fe para que Camino soporte su calvario así como cualquier ser humano para que muera en paz con Dios.
Sin duda es lo mejor para cualquier hombre, pero no con el fanatismo que se muestra en la película en la que se sacrifica a nombre de Dios la poca felicidad que puede tener Camino. 
Puedo asegurar que el más ateo o agnóstico, llegado el momento del último aliento, piensa si fue una buena persona, si hizo el bien a los demás, recuerda a quienes amó y lo amaron, a quienes no supo amar o no tuvo el coraje, se arrepiente de sus pecados y en el fondo de su corazón ruega a Dios que le abra las puertas del cielo porque teme morir. Todos tememos emprender un viaje sólo de ida a lo desconocido.
Cuando Camino está en sus últimos momentos y sabe que va a morir, le dicen que debe alegrarse porque pronto estará junto a Dios. Ella lo acepta con resignación y sonríe. Todo merece su santidad.

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