sábado, 12 de noviembre de 2011

Los cuentos de Georgette

Diario Página Siete

Focus 

Georgette Camacho, renombrada novelista, nos vuelve a sorprender. Esta vez con su apasionante libro de cuentos Casilda ya no vuelve, que tuve el honor de presentar junto a Alfredo la Placa.

¿Les ha pasado alguna vez que no quieren que un libro se termine? Pues les confieso que con éste tuve esa experiencia.

El cuento, es el ejercicio y el género literario más antiguo de la historia.

Un ejemplo de la antigüedad son los cuentos Las mil y una noches, que contaba Sherezade al Sultán para que no la mate.

El uruguayo H. Quiroga escribió un decálogo que da las reglas para escribir un cuento. Las principales son que sea breve, intenso, conciso y que tenga un final inusitado. Pues, Georgette cumple esos requisitos a cabalidad.

Acompañan sus cuentos un alto grado de humanismo porque los personajes son de todos los estratos sociales y condición, por tanto, universales. También recurre a los versos que le dan un toque particular. Muchos cuentos son de terror y de muerte. Éstos me recordaron al magnífico Edgar Allan Poe. ¿Cuál es el motivo? Georgette me confesó que los escribió cuando vio la muerte muy de cerca, cuando tuvo un accidente automovilístico. Éstos se tradujeron en su entonces estado de ánimo, algo muy común en los escritores y los artistas.

Georgette rompe con el cuento tradicional en el que el autor resuelve el final. Ella -al contrario- maneja con destreza recursos literarios como el conceptismo, que creó Quevedo, así como los del realismo mágico y fantástico que tanto utilizaron los del boom latinoamericano.

Un ejemplo es que deja el final abierto, dando lugar a que el lector resuelva el enigma.

Quiero referirme a un cuento especial llamado ¿Por qué?

Es la historia de una muchacha a la que llamaban Sandra, que está sumida en una infinita tristeza, infelicidad y falta de amor. Incluso deja estar su apariencia física, que queda -según Georgette- abandonada en la espesa ceniza de los presagios. De pronto empezó a soñar regularmente con un guapo joven. Un día lleva a su hijo al parque y ve sentado en un banco al misterioso personaje de sus sueños. ¿Sería posible?

Pasan los días y vuelve al parque y se encuentra al mismo personaje parado en una isla haciéndole señas para que ella llegue hasta donde él se encuentra. Y ella cruza el lago en busca de la felicidad y la paz que tanto añora.

¿Es posible que pueda atravesar el lago para llegar a la isla? ¿Es un sueño? ¿Existe aquél hombre o es producto de su imaginación? ¿Se enamora de la muerte? ¿Busca la felicidad con la muerte? ¿Aquél hombre representa la muerte? ¿Encuentra ella la liberación con el suicidio? ¿Se quita la vida como Virginia Wolf o Alfonsina Storni? O la misma Ofelia, de Skakespeare, aunque en el área de la ficción.

En este magnífico cuento la autora maneja con gran dominio el realismo mágico -que son situaciones que con imaginación se podrían dar- , así como el fantástico, que son estados que no se pueden presentar ya que rompen las reglas de la naturaleza, pero que fascinan.

Los cuentos de Georgette están muy bien estructurados, son muy creativos, utiliza un vocabulario de alto nivel ofreciendo una narrativa fácil de leer, pero lo notable son sus finales inesperados.

Recomiendo seriamente leer Casilda ya no vuelve.

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