miércoles, 3 de febrero de 2016

MARIE FRANCE PERRIN Y SU EXTRAVAGANZA ANDINA

Página Siete, EL Periódico, Eju, Mundiario de Madrid, SudamericaHoy.

Marie France Perrin nos vuelve a sorprender con su talento y visión para tratar temas tan originales y vanguardistas. Esta vez, se trata de su quinto libro: Extravaganza andina. En él expone los llamados “cholets”, un nuevo fenómeno arquitectónico andino, con estupendas fotografías de Jaime Cisneros.
A partir de 1990 emerge en la árida ciudad de El Alto, una burguesía mestiza económicamente muy solvente a raíz del narcotráfico, el contrabando, el lavado de dinero, el comercio y por méritos propios.
Se empiezan a construir edificios hasta seis pisos muchos con ascensor valorados entre 500 y un millón de dólares que se están multiplicando.
Es un nuevo movimiento arquitectónico mestizo urbano que traduce valores propios a partir de sus usos y costumbres. Una importante expresión sociológica, cultural y antropológica. Es un estilo único, particular, original y ecléctico. Es lo opuesto a lo clásico, lo tradicional y lo sobrio.
En el subsuelo se encuentran los depósitos y vehículos; en el primer piso su negocio; en el segundo un gran salón de eventos; en el tercero alquilan departamentos; y en el cuarto tienen su vivienda que incluye muchas veces parrillero, cancha de raquet, hidromasaje o cancha de fútbol techada. Le sacan el jugo a su vivienda de la que se sienten orgullosos porque además demuestran su gran poder económico.
Al ingresar al salón de eventos de dos plantas “Rey Alexander” de propiedad de sastre Alejandro Chino - que posiblemente sea una de las construcciones más elaboradas donde caben hasta 1000 personas - uno no sabe si se encuentra en un parque de diversiones, un crucero decorado al estilo estadounidense, o en la película The chocolate factory. 
La decoración es asombrosa. No existe un espacio vacío ni parecido al otro. Cuenta con frescos del pintor Mamani - Mamani, vidrios teñidos de colores, las paredes tienen espejos empotrados y están cargadas de frisos, cornisas y molduras de estilos geométricos distintos, pintados con todos los colores del arcoíris y trabajados con extraordinaria prolijidad. “Aquí no falta ningún color, decía un visitante”. También tiene balaustrados, columnas que simulan el mármol y balcones en la planta superior para observar la fiesta.
Del techo cuelgan lámparas gigantescas de cristal importadas de china con cientos de luces destellantes así como apliqués.
Según el creador estrella del nuevo estilo, el arquitecto Freddy Mamani, su obra se basa en el sincretismo y se ha inspirado en la iconografía Tihuanacota como la cruz andina, en simetría de formas geométricas, elementos zoomorfos y la policromía de colores en función de los coloridos textiles andinos para contrarrestar la aridez del altiplano boliviano.
Su obra sería muy exitosa en Disneylandia por su fantasiosa y colorida creatividad. Ha tenido tanto impacto que muchos lo imitan y su trabajo ha sido exportado a Perú y Brasil. También es constantemente invitado a Europa para mostrar su creación.
Según el arquitecto Gastón Gallardo, dichas construcciones son de estilo barroco popular contemporáneo. Y expertos lo encasillan dentro del estilo neo andino al que consideran más decorativo que arquitectónico.
Un libro muy recomendable para comprender esta nueva expresión aymara.

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